jueves, 2 de septiembre de 2021
ARTICULO 1
ARTICULO 2
Metanfetaminas, un medicamento peligroso
Resumen ejecutivo
El presente trabajo de investigación consiste en la descripción y análisis del uso de las
metanfetaminas en el campo de la medicina, así como los efectos secundarios que
pueden derivarse del abuso de las mismas. De igual manera se pretende consignar la
“fama” que tiene este medicamento entre las personas de la comunidad de Lagunas,
Oaxaca, de quienes se sospecha que, en realidad, consideran al fármaco como una droga
recreativa.
Esta investigación busca responder a preguntas básicas que pueden aparecer en la
mente de quienes desconocen el tema y se acercan a él por primera vez con deseos de
información objetiva; por ello, nuestro marco teórico busca responder interrogantes como:
¿qué son las metanfetaminas?, ¿qué enfermedades tratan las metanfetaminas?, ¿qué
propiedades tiene la metanfetamina como medicamento?, ¿por qué son recetadas las
metanfetaminas?, ¿cuál es su función como medicamento?, ¿para qué casos y por
quiénes son recetadas?
Pero el problema que la investigación se plantea e intenta resolver es qué tan conocido es
el uso de las metanfetaminas como medicamento para tratar enfermedades y trastornos
como el déficit de atención con hiperactividad o desórdenes alimenticios.
El objetivo principal de nuestro trabajo es brindar información sobre los efectos de las
metanfetaminas en el cuerpo humano, así como dar a conocer su uso correcto como
tratamiento de ciertas enfermedades, que también serán especificadas en el trabajo. Al
mismo tiempo, la investigación se plantea otros objetivos como presentar al público
general una cara poco abordada de las metanfetaminas, no como droga recreativa, sino
como compuesto en importantes medicamentos y, desde luego crear conciencia de los
riesgos o cuidados que se deben tomar cuando se está bajo tratamiento con
metanfetaminas.
En un principio, el equipo de trabajo especulaba que, debido a que una gran cantidad de
personas desconoce la asociación entre las metanfetaminas y algunos medicamentos
empleados en el tratamiento de trastornos de personalidad y desórdenes alimenticios, es
fácil que se tome a la ligera el consumo de dichos medicamentos, sin reflexionar en las
posibles consecuencias o daños colaterales que el uso irresponsable de este
3
medicamento trae consigo, fomentando por ignorancia conductas adictivas y de
farmacodependencia. Por ello, nuestra hipótesis es que el uso de las metanfetaminas
como medicamento para tratar enfermedades como el déficit de atención con
hiperactividad, trastornos como el desorden alimenticio, etc., es menos conocido entre la
población general que el uso inadecuado del fármaco, por ejemplo, para aumentar la
resistencia física (sensación de energía) o reducir la sensación de cansancio.
Nuestra investigación utilizó una técnica mixta, combinando el trabajo documental con el
trabajo de campo (la aplicación de encuestas). En este rubro habrá que señalar que
nuestra muestra es poco detallada en cuanto a factores como la edad de los
entrevistados, sus niveles de estudio, sus ocupaciones, etc. Esto, que se puede
considerar como un defecto de la investigación, se debe a que en un principio se trató de
un sondeo, primero para saber qué tan familiarizados estaban nuestros encuestados con
el medicamento y cuál era el “estatus” o el valor que le otorgaban en el hablar cotidiano.
Todo lo anterior favoreció para la formulación de conclusiones y obtención de resultados,
las cuales pretenden hacer del dominio público el conocimiento de las metanfetaminas en
el campo de la medicina. En cuanto a los resultados nos dimos cuenta que algunas
personas conocen las metanfetaminas, pero no cuentan con un amplio conocimiento de
los efectos, ventajas y desventajas que éstas tienen como tratamiento para combatir
diversos trastornos.
Mendoza, D. D. G., Bosas, J.
L., & Rivera, C. N. A. Metanfetaminas, un medicamento peligroso.
ARTICULO 3
La metanfetamina
La metanfetamina es una droga estimulante que afecta el sistema nervioso central y es similar en estructura a la anfetamina. Debido al alto potencial que tiene para el abuso, la metanfetamina está clasificada como un fármaco de la Lista II de acuerdo a la Ley sobre Sustancias Controladas, y se puede obtener sólo por medio de prescripción médica no renovable. Aunque los médicos pueden recetar la metanfetamina, sus usos médicos son limitados y las dosis que se recetan son mucho más bajas que las que normalmente se consumen cuando se abusa. La mayoría de la metanfetamina que se abusa en los Estados Unidos viene de súper laboratorios extranjeros y nacionales, aunque también se puede producir en pequeños laboratorios clandestinos, donde se ponen en peligro a las personas que la elaboran, a los vecinos y al medio ambiente.
¿Cómo se abusa la metanfetamina?
La metanfetamina es un polvo blanco, cristalino, inodoro y amargo que se disuelve fácilmente en agua o alcohol y que se puede fumar, inhalar, inyectar o tomar de forma oral.
¿Cómo afecta la metanfetamina al cerebro?
La metanfetamina aumenta la liberación y bloquea la reabsorción del neurotransmisor dopamina, produciendo concentraciones muy altas de esta sustancia química en el cerebro. Esto constituye un mecanismo de acción común de la mayoría de las drogas de abuso, ya que la dopamina juega un papel importante en la gratificación, la motivación, la sensación de placer y la función motora. La habilidad de la metanfetamina de liberar rápidamente la dopamina en las regiones de gratificación del cerebro es lo que produce la euforia intensa o "rush", que muchos consumidores sienten después de inhalar, fumar o inyectarse la droga.
El abuso crónico de la metanfetamina cambia de forma significativa el funcionamiento del cerebro. Los estudios no invasivos de neuroimágenes del cerebro humano han mostrado alteraciones en la actividad del sistema dopaminérgico que están asociadas con una disminución en el rendimiento motor y un deterioro en el aprendizaje verbal.1 Asimismo, estudios recientes en personas que han abusado de metanfetamina por periodos prolongados también revelan cambios graves de estructura y función en las áreas del cerebro asociadas con las emociones y con la memoria.2,3 Esto podría explicar muchos de los problemas emocionales y cognitivos que se observan en los abusadores crónicos de metanfetamina.
El abuso repetido de la metanfetamina también puede llevar a la adicción, una enfermedad crónica con recaídas caracterizada por la búsqueda y el consumo compulsivo de la droga, que viene acompañada por cambios químicos y moleculares en el cerebro. Algunos de estos cambios perduran mucho tiempo después del cese del consumo de metanfetamina. Sin embargo, se ha observado que algunos cambios se revierten después de periodos sostenidos de abstinencia (por ejemplo, más de 1 año).4
¿Qué otros efectos adversos para la salud tiene la metanfetamina?
El consumo de metanfetamina, incluso en pequeñas cantidades, puede resultar en muchos de los mismos efectos físicos de otros estimulantes como la cocaína o la anfetamina, incluyendo una prolongación del estado de vigilia, mayor actividad física, disminución del apetito, aumento de la frecuencia respiratoria, aceleración de la frecuencia cardiaca, irregularidad del latido del corazón, aumento en la presión arterial e hipertermia.
El abuso a largo plazo de la metanfetamina tiene muchas consecuencias negativas, entre ellas, una pérdida extrema de peso, problemas dentales graves (boca de metanfetamina o "meth mouth"), ansiedad, confusión, insomnio, perturbaciones en el estado de ánimo y comportamiento violento. Las personas con historial de abuso prolongado de metanfetamina también demuestran varias características psicóticas, como paranoia, alucinaciones visuales y auditivas y delirio (por ejemplo, la sensación de tener insectos que caminan debajo de la piel).
Otras consecuencias que pueden resultar del abuso de la metanfetamina incluyen la transmisión del VIH y de la hepatitis B y C. Los efectos intoxicantes de la metanfetamina por cualquier vía de administración pueden alterar el juicio y la inhibición y hacer que los usuarios practiquen actividades peligrosas, por ejemplo, comportamientos sexuales de riesgo. Los toxicómanos que se inyectan la droga pueden transmitir el VIH y otras enfermedades infecciosas a través de agujas o jeringuillas contaminadas u otros equipos utilizados para inyectar la droga, cuando éstos se comparten entre varias personas. El abuso de la metanfetamina también puede empeorar la evolución del VIH y sus consecuencias. Los estudios indican que el VIH causa mayor daño neuronal y cognitivo en las personas VIH+ que tienen historial de abuso prolongado de metanfetamina en comparación con las personas VIH+ que no usan la droga.5,6